La Biblioteca de los Espejos: Donde los ecos susurran eternamente


Dicen que toda biblioteca es un laberinto, un espejo infinito donde los libros reflejan almas y los lectores se convierten en personajes. Pero esta biblioteca, la nuestra, es distinta. Aquí, cada página es un umbral, cada palabra una llave, cada historia un reflejo de algo que ya soñamos antes de nacer.

En estas estanterías de niebla y tinta, se encuentran los relatos que han sobrevivido al olvido: los susurros de Poe en la penumbra de un cuervo insomne, la elegancia de Borges dibujando laberintos donde se pierden dioses y hombres, los amores imposibles de Bécquer en cartas que jamás llegaron a destino, y las parábolas de Bucay, tan sencillas y tan hondas como una verdad olvidada en la infancia.

Aquí, el tiempo no transcurre: se pliega, se desdobla, se detiene. ¿Quién nos lee mientras leemos? ¿Somos el lector o el personaje? ¿Espejos o sombras? Quizás, al cerrar cada libro, lo que realmente cerramos sea una puerta a otro universo que ya no recordaremos al despertar.

La Biblioteca de los Espejos no es un lugar, es un estado del alma. Una grieta luminosa en la realidad donde todo lo que fuimos, lo que seremos y lo que nunca seremos se contempla, en silencio, desde el otro lado del cristal.

Bienvenidos, buscadores de historias. Aquí, entre letras y
reflejos, la eternidad nos observa.

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